PREGUNTAS FRECUENTES

Preguntas Frecuentes

A continuación te ofrecemos un listado con algunas de las preguntas más frecuentes que tienen nuestros pacientes:

De forma general, podemos decir que no hace falta limpiar los oídos de manera rutinaria. La cera es algo que nos previene de infecciones, por lo que no es necesario removerla a no ser que exista taponamiento.

Hay personas a las que se les acumula más cera por una predisposición individual, por lo que cada sujeto tiene un ritmo de higiene diferente.

El oído posee un mecanismo de limpieza natural que no debe manipularse con el bastoncillo, ya que se puede hacer el tapón de cera aún más duro, compactándolo más, y complicando su extracción.

Únicamente se debe limpiar lo que se ve desde el exterior con toalla o algodón.

Existen cierto productos como sprays, que no deben aplicarse salvo indicación médica, ya que generan humedad en el conducto auditivo y, con ello, puede producirse una inflamación y secundariamente una infección.

Es necesario hacer hincapié en que hay que acudir al médico y preferentemente al otorrinolaringólogo, siempre que haya sensación de ocupación del conducto auditivo.

Si bien es cierto, que aunque habitualmente la causa es banal, como puede ser el acúmulo de cera o una otitis seromucosa, tras un síntoma aparentemente poco trascendente como el taponamiento en un oído, puede esconderse una patología seria como una otitis crónica ó una hipoacusia súbita.

Precisamente ésta última entidad, requiere un diagnóstico precoz, para poder iniciar así un tratamiento médico antes de las primeras 24-48 horas, ya que esto puede condicionar seriamente el pronóstico de la misma.

En primer lugar, debemos decir que las amígdalas son importantes para el desarrollo del sistema inmunológico en la primera infancia, por lo que no se aconseja su extirpación antes de los 3 años, salvo en casos excepcionales.

Después de los 6 ó 7 años, no cumplen ninguna función.

Pero cuando se producen amigdalitis de repetición, éstas se saturan, dejan de producir anticuerpos y se comportan como un reservorio de gérmenes, favoreciendo dichas infecciones.

En estas circunstancias sí está indicada su extirpación, al igual que en el caso de que un tamaño exagerado de las mismas provoque obstrucción en la vía aérea superior.

Hoy en día podemos afirmar que operar las amígdalas no afecta de forma relevante al sistema de defensas, según se ha podido comprobar en diversos estudios científicos.

No hay ningún aumento del riesgo de contraer infecciones u otros problemas por la extirpación amigdalar.

El término “ vegetaciones “ se refiere a las adenoides. Se trata de un tejido esponjoso linfoide de la misma estirpe que las amígdalas, que se sitúa detrás de la nariz.

Los niños de entre 3 y 6 años son más propensos a padecer un tamaño exagerado de este tejido. Posteriormente tienden a atrofiarse, aunque no siempre sucede así.

Los síntomas que pueden causar son variados, como:

  • Un aumento de la mucosidad nasal con catarros y otitis de repetición.
  • Dificultad para tragar
  • Tendencia a respirar sólo por la boca, con el consiguiente ronquido nocturno.
  • E incluso en los casos graves, pueden producirse pausas de apnea obstructiva.
  • Todo ello provoca un sueño no reparador, por lo que los niños tienden a estar cansados durante el día, llegando incluso a afectar el rendimiento escolar.

El tratamiento más eficaz es la extirpación quirúrgica, que se realiza bajo anestesia general , habitualmente de forma ambulatoria.

Un taponamiento u obstrucción nasal puede deberse a diferentes causas, como una rinitis alérgica, una desviación del tabique, una hipertrofia de cornetes, una rinosinusitis crónica o una poliposis nasal.

En cualquier caso para su diagnóstico concreto, es imprescindible la valoración endoscópica por parte del otorrinolaringólogo. Posteriormente puede ser útiles otros procedimientos diagnósticos como un estudio alérgico o una prueba radiológica.

Con estos datos ya podemos elaborar una estrategia terapéutica, que puede incluir desde tratamientos tópicos con sprays hasta una cirugía nasal funcional.

Las distintas técnicas quirúrgicas a emplear deben ser individualizadas para cada paciente, dependiendo de su patología concreta.

El dolor de oídos recurrente puede tener diversas causas, que deben ser estudiadas correctamente por el especialista, aunque existen dos de ellas, que consideramos más habituales.

Por una parte estarían las otitis externas difusas de repetición , en relación con dermatitis crónica del conducto auditivo externo, y por otra, la disfunción de la articulación temporomandibular, por alteraciones en la oclusión dental.

En cualquier caso, la prevención de las distintas patologías y su tratamiento, difieren enormemente, por lo que siempre es aconsejable un diagnóstico correcto por parte del otorrinolaringólogo.

Como regla general, siempre que notemos una pérdida auditiva de más de 48h de evolución, se debe realizar una otoscopia y si es preciso, una audiometría para valorar los umbrales auditivos.

Si bien, existen situaciones que pueden hacer demorar la consulta como pueden ser, la formación habitual de tapones de cerumen, la existencia previa de un catarro de vías altas o un vuelo en avión, que pueden causar una disminución de la audición, y que debe ser consultada en un plazo máximo aconsejable de 7 días.

Evidentemente cuando existen antecedentes de sordera familiar, supuración o exposición habitual a ruidos intensos, también deben realizarse controles periódicos.

En el caso de la pérdida auditiva natural por cuestión de edad, sería recomendable a partir de los 55 años.

Como regla general, no es necesario el uso de tapones para la exposición al agua.

Sin embargo en aquellas personas que tengan una predisposición individual a infecciones del oído externo, por la estrechez del conducto auditivo o por una dermatitis crónica, sí es aconsejable el uso de tapones.

En adultos, puede optarse por tapones hechos a medida, y en los niños, los de silicona blanda pueden ser los más adecuados, tanto por su precio como por su versatilidad.

Lo que sí es conveniente es secarse los oídos tras el baño o la ducha, pero sin usar los típicos bastoncillos. Puede utilizarse algún pañuelo de papel o el mismo secador de pelo.

La percepción de un ruido en alguno de los oídos o en la cabeza se denomina en términos médicos, acúfeno o tinnitus.

El origen del mismo se encuentra habitualmente en el oído interno, pero sus causas pueden ser múltiples. Dependiendo de las características del acúfeno, y del contexto clínico del paciente – edad, medicación, patologías previas, etc…- se debe realizar una exploración básica por parte del otorrinolaringólogo.

Según estos hallazgos se pueden solicitar otras pruebas complementarias, que pueden ser neurofisiológicas o radiológicas.

En consecuencia, las posibilidades de tratamiento estarán en consonancia con los estudios diagnósticos realizados, y será el especialista en Otorrinolaringología el que proponga la mejor opción a cada paciente.

A la presencia de líquido no infectado en el oído medio, con la membrana timpánica íntegra, la llamamos otitis serosa o seromucosa. Se debe básicamente a un fallo en la función de la trompa de Eustaquio.

Es muy frecuente en la edad pediátrica. Produce pérdida auditiva y sensación de taponamiento, pero típicamente no produce ni dolor ni fiebre.

Es importante educar a los padres y profesores para estar al tanto de posibles retrasos en el desarrollo del lenguaje en los niños afectados.

El tratamiento médico consiste en el uso de corticoides tópicos nasales, antihistamínicos y mucolíticos.

Si éste fracasa, se recomienda el tratamiento quirúrgico, que consiste en una miringocentesis con la posible colocación de drenajes transtimpánicos, asociando, en ocasiones la extirpación de vegetaciones.

Preguntas de Pacientes

Además de las preguntas frecuentes encontrarás más información en nuestra sección de “Preguntas de Pacientes” donde el doctor Teigeiro responde a las dudas de los pacientes.